Si algo tenemos claro sobre el alcohol es que es el inhibidor legal número uno. Además de matarnos lentamente, nos hace amar a las personas que odiamos, nos pone cal¡entes, puede provocar embarazos no deseados, nos saca las mejores risas y también los peores llantos. En fin, no importa cuánto ni cómo juegue el alcohol con nuestras mentes, al parecer estamos dispuestos a correr el riesgo una y otra vez. La era tecnológica en la que vivimos es impresionante, tanto que con un simple teléfono celular podemos comunicarnos con cualquier persona, sin importar en dónde se encuentre.
Pero aunque esto es maravilloso, hay ciertas personas a las que se les debería prohibir el uso del celular para mandar mensajes de texto. A algunas personas se les da muy bien el arte de enviar mensajes subidos de tono, es casi como si lo hubiesen estudiado en alguna academia. A otros simplemente no les resulta, pero no necesariamente porque no sean buenos para ello, sino más bien porque no tienen mucho tacto a la hora de escoger al recipiente de su mensaje.
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